Ruinas

Mauricio Carmona

RUINAS EXPURGO 

...Y enfatiza en los riesgos a los que nos enfrentamos como sociedad al destruir aquellos símbolos de la violencia, al recordarnos que sin lugar no hay memoria
Luis Fernando González Escobar

1 Cf., Luis Fernando González Escobar, “Imposible de demoler”, en Revista Arcadia,
No 155, Bogotá, 2018.

 

Expurgo (edificio Mónaco) se posiciona de forma crítica frente a estas determinaciones, en un país como Colombia que continúa una larga tradición de eliminación sistemática del pasado como mecanismo de ocultación de complejos fenómenos sociales, culturales y políticos. Desaparecer o destruir evidencias siempre ha sido una estrategia que resulta conveniente a la clase política y empresarial del país, que ha estado interesada en borrar los vínculos que en muchos casos aún existen con los carteles de la droga y los grupos criminales.

 

Etimológicamente, la palabra expurgo (del lat. expurgāre), hace referencia a limpiar o purificar, acepciones que si las analizamos desde las políticas de la memoria, poseen una inextricable relación con eliminar, censurar, suprimir, en este caso, una huella arqueológica de la violencia, un archivo vivo que desaparece para la ciudad y las futuras generaciones. Desde un punto de 

vista técnico, expurgar corresponde al proceso por medio del cual se descarta material bibliográfico de una biblioteca, y en el caso del trabajo editorial, a la eliminación de ciertas partes de un texto previa a su publicación, generalmente por su inconveniencia.

 

El proyecto que se viene realizando por fases, comenzó con la instalación de un cartel de 44 x 2,5 metros en la terraza del inmueble, el cual se pudo observar durante la implosión del edificio el 22 de febrero de 2019, convirtiéndose de esta manera en un gesto tautológico, al inscribir una palabra sobre la superficie del edificio, cuyas múltiples connotaciones nos permiten reflexionar acerca de aquellas operaciones de expurgo, de un olvido planeado con el único fin de pacificar unas ruinas demasiado molestas e incómodas. 

 

Proyección
Se plantea llevar esta obra efímera a una videoinstalación de varios canales y a un proyecto editorial, que reúna el material de archivo capturado en los recorridos previos por el interior y el exterior del edificio, así como durante el momento de la implosión.

 

La primera versión de la propuesta consistía en inscribir a gran escala la palabra, directamente sobre el concreto de la terraza del inmueble, que se realizaría perforando la losa por medio del uso de martillos demoledores neumáticos; un gesto que en sí mismo encarnaba una paradoja: la de destruir para recordar el olvido inminente, una tautología acerca de los entresijos de una memoria que es horadada en el que otrora fuera símbolo de ostentación y poder de Pablo Escobar, y que se erigía como una ruina en el corazón del sur de la ciudad. Una intervención que plantea atravesar la quinta fachada de la estructura, como una manera de reflexionar acerca de la fragilidad de la ciudad, su materialidad y capacidad de resiliencia. Una última escritura condenada a desaparecer, a ser devorada por el fragor de la implosión que borró para siempre el perfil de este edificio alrededor del cual se han hilvanado tantas tragedias y mitos.

Una pregunta acerca de la ciudad contemporánea en relación con aquellos acontecimientos que ya no se quieren recordar, que desearíamos desaparecidos en la bruma del tiempo, sucesos nefastos que cambiaron el rumbo de la historia pero que tarde o temprano se tendrán que afrontar cómo última posibilidad, de encontrar otros caminos para pensar 
problemáticas sociales tan complejas.

 

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